lunes, 16 de mayo de 2016

Análisis/Review: Battlefield - Bad Company (PS3, 2008) El lado canalla (y humano) de la saga Battlefield.

Al ser juegos principalmente multijugador (no me gusta competir online, lo siento) he de reconocer que no jugué a las anteriores entregas de Battlefield, por lo que este Bad Company fue mi introducción en la saga.
 
Y aunque es un título mejorable en multitud de aspectos, tiene la suficiente personalidad y elementos diferenciadores como para dejar cierta huella en el jugador. Veamos de qué se trata.
 
Jugabilidad e historia:
 
La jugabilidad de Bad Company, en mi opinión, se basa en tres pilares fundamentales siendo el primero de ellos los entornos destructibles. Es cierto que en esta entrega la destrucción de escenarios estaba bastante verde, pero ya nos servía para eliminar coberturas de enemigos y acceder a ciertos edificios sin necesidad de usar la puerta. Los efectos de destrucción e interacción con entornos no llegan ni de lejos al nivel del primer Crysis por poner el ejemplo más obvio, pero no están mal.
 
El segundo pilar sería el uso de vehículos, bastante más extendido que en otros shooters y cuya variedad y cantidad sorprende sobremanera. El manejo de los mismos es irregular, pero su inclusión y protagonismo es un detalle muy a tener en cuenta.
 
El tercer pilar serían unos escenarios de una amplitud considerable para sacar partido precisamente a estos vehículos. Cierto que la extensión de estos mapeados está algo desaprovechada, pero al menos nos libramos de la sensación de estar ante un shooter pasillero y lleno de scripts, lo que lo hace diferenciarse de Call of Duty, por poner un ejemplo. Aunque hay que decir que al final esta amplitud de escenarios se vuelve en contra del propio juego al resultar los desplazamientos por los mismos algo tediosos tras unas cuantas horas de juego.
 
En cuanto al control, decir que el mismo adolece de cierta imprecisión resultando un tanto tosco. Pero al menos tanto Preston Marlow como los numerosos vehículos se dejan manejar correctamente.
 
Y hablando de Marlow, llegaríamos a otro de los puntos fuertes del título, que es su historia. No
porque la misma sea demasiado sorprendente o elaborada, sino por el gran esfuerzo invertido en crear unos personajes carismáticos y divertidos capaces de conectar con el jugador. ¡Y DICE lo consiguió, sin duda! Cada uno de los integrantes de la Bad Company posee una personalidad bien diferenciada y habilidades concretas, resultando vitales para el desarrollo de la narración. Los secundarios también son muy adecuados, destacando cierto dictadorzuelo paródico muy bien perfilado.
 
Apartado visual y sonoro:
 
Los gráficos son, sin duda, el punto más flojo de este juego. Los años no le han sentado nada bien al debut del laureado motor Frostbite mostrándose bastante desfasado hoy en día. A mejorar el conjunto no ayuda para nada el brutal aliasing y los incómodos bajones en la tasa de fotogramas, la cual de todos modos funciona a unos 30 fps que se antojan escasos para un shooter en primera persona.
 
 
Los publicitados y laureados entornos destructibles, como se puede apreciar en la foto, no resultaron ser ni mucho menos tan espectaculares como se prometían. En su día causaron sensación, pero a día de hoy son más bien risibles y palidecen en comparación con otros títulos coetáneos e incluso más antiguos que éste.
 
Todo lo contrario ocurre con los potentes efectos sonoros, que hacen un uso excelente del 5.1 así como el genial doblaje, sin el cual este juego no sería el mismo. Tanto armas como vehículos se muestran atronadores en nuestra PS3.
 
La música, para mi gusto, está por debajo de otros juegos bélicos de la pasada década. Intenta adecuarse al tono algo más canalla de la Bad Company, pero se queda desgraciadamente a medio camino. Los temas originales, eso sí, son estupendos. ¡Cuánto se agradece algo de buen rock, joder!
 

Conclusiones:
 
Battlefield: Bad Company es un título que atesora una campaña larga, entretenida y con suficientes elementos originales como para merecer dedicarle unas cuantas horas. Cierto que le falta algo de espectacularidad pese a los elementos destructibles y las últimas misiones se hacen un tanto pesadas por la falta de evolución jugable y los largos paseos en vehículos, pero la balanza se inclina claramente hacia el lado positivo.
 
Y si hay algo por lo que Bad Company merece ser recordado, es por esos personajes que nos mostraron el lado humano y divertido de una saga que hasta ese momento había sido guerra, guerra y más guerra.
 
Calificación:   7

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