lunes, 9 de octubre de 2017

Análisis/Review: Max Payne (PC, 2001) Bienvenidos al estilo Remedy.

Tras publicar hace tiempo en análisis de la versión de PS2, ahora le llega el turno a la de compatibles, que fue realmente el pistoletazo de salida no sólo para la saga, sino para un estilo de crear videojuegos muy característico, que no es otro que el de los suecos Remedy.

A raíz del éxito de Matrix, los creadores de Death Rally se plantearon crear un videojuego que aunase el efecto bala visto en esta cinta con un estilo noir directamente heredado de los cómics y novelas gráficas de décadas anteriores. De ese modo no sólo podemos ver influencias de las Wachowski, sino también de otros grandes como Alan Moore o Frank Miller.

El resultado fue uno de los juegos de acción más sólidos y adultos jamás vistos. ¡Bienvenidos al universo de Max Payne!


Jugabilidad e historia:

Max Payne se basa en el tiempo bala a la hora de encarar los numerosos tiroteos que ofrece. De ese modo pasaremos casi más tiempo en el aire mientras disparamos que en el suelo, destacando en PC la enorme ayuda que aporta el uso del ratón. Se nota que este juego fue ideado para los rápidos giros que permite este periférico, y volver a usar un pad para controlar a Max tras haber probado teclado y ratón supone algo menos que un calvario.

También tendremos algunas seccione de pseudo-plataformas... Pero todos sabemos que es lo peor del juego con diferencia. Max Payne destaca por los tiroteos, y en este aspecto hay que admitir que Remedy dio lo mejor que tenía con el fin de crear uno de los mejores shooters en tercera persona jamás vistos. Y lo consiguieron.

En cuanto a historia, el bueno de Sam Lake ideó un guión muy serie negra con cierto sabor añejo pero aportando líneas de diálogo muy bien elaboradas que sin duda quedan en la mente del jugador tanto o más que los propios disparos. Gran parte de la historia se nos narra directamente en viñetas de cómic, creando una conjunción audiovisual muy estimulante. Comix Zone ya había experimentado con esto en el pasado, de forma incluso más creativa, pero la apuesta de Remedy resultó ser mucho más centrada y madura, demostrando que dos medios en principio tan distintos pueden casar perfectamente.

Y en términos de guión, la palma se la lleva el propio Max Payne, uno de los personaje más torturados y carismáticos de la historia de lo videojuegos. No voy a contar mucho más sobre él... Si no lo conoces, ¿a qué estás esperando?


Apartado visual y sonoro:

Visualmente Max Payne destaca por usar una paleta de tonos bastante oscuros, que casan muy bien con la siniestra historia que se nos narra y con la propia estética del protagonista. Remedy cuidó el apartado artístico de forma muy llamativa, consiguiendo unas imágenes muy potentes pese a las limitaciones del hardware de la época.

De todos modos, el juego destaca por el uso de shaders (no en vano Shader Model 1 ya se encontraba en funcionamiento) y por la ya mítica cara de Sam Lake digitalizada para convertirse en el rostro de Max Payne. Esto ya forma parte de la historia de los videojuegos, y no hay convención o feria a la que acuda Sam Lake en la que no le pidan una y otra vez que ponga la dichosa carita. ¡Menos mal que el tipo se lo toma con humor!

Por lo demás destacan los excelentes efectos bala directamente heredados de Matrix, así como una representación de las explosiones bastante buena. Lástima que las animaciones del protagonista sean algo toscas, así como el modelado de los personajes, porque por lo demás es un juego que aún hoy mantiene bien el tipo.

Desde el punto de vista sonoro el juego nos presenta una partitura magistral, destacando los intimistas temas a piano, que seguramente muchos tengáis en mente al leer estas líneas. Hay juegos con bandas sonoras tremendamente representativas, y Max Payne es uno de ellos.

También destaca el gran trabajo sonoro en las secuencias de acción... Pero en cuanto al doblaje, pues poco hay que añadir. La interpretación en español es directamente lamentable, sobre todo la del infame Tomás Rubio, cuya horrible encarnación de Max Payne constituye uno de los mayores atentados patrios contra la industria del videojuego.

Por lo tanto, yo recomiendo encarecidamente jugar a este juego en inglés con su doblaje original, para de ese modo lo arruinar parte de la gran ambientación con el horrible doblaje al español.
 
 
Conclusiones:
 
Max Payne nos presentó el estilo tan particular de Remedy, quienes aportaron un toque de madurez y profundidad casi inaudito hasta ese momento mezclando muy acertadamente dos medios tan dispares pero a la vez tan cercanos como son las novelas gráficas y los videojuegos.
 
Pero no contentos con ello, desarrollaron una jugabilidad a prueba de bombas que aún hoy en día sigue siendo igual de divertida. Puede que los gráficos resultan algo anticuados, pero una vez nos metemos en faena el juego es tan divertido que directamente deja de importar. Y eso es una gran virtud.
 
Por lo tanto, si todavía no conoces a Max Payne esta primera entrega para PC es el sitio ideal para empezar. Muy recomendado, sobre todo la versión original en inglés.
 
 
Calificación:  *****

lunes, 3 de julio de 2017

Análisis/Review: Bioshock Infinite (PC, 2013) Retroceso histórico y jugable.

Tras más de dos meses sin publicar un análisis, vuelvo a la carga con un título que en su día causó un revuelo enorme y que pertenece a una saga que en mi opinión tras la brutal primera entrega no consiguió volver a estar a la misma altura. La segunda parte es un título muy notable, pero fue demasiado continuista y le faltó empaque en cuanto a historia. 

Y Ken Levine volvío al ruedo en esta tercera entrega que se vio lastrada por multitud de problemas durante su desarrollo que obviamente hicieron mella en el resultado final. De hecho, si buceamos un poco por  Youtube comprobaremos que hay muchos elementos que el juego iba a incluir que finalmente no hicieron acto de presencia. 

¿Una limitación impuesta por unos consolas que ya no daban más de sí? Pues muy probablemente. 


Jugabilidad e historia:

Jugablemente nos encontramos un título que sin duda respira la esencia del primer Bioshock, pero
que a la vez introduce una serie de cambios que dejan bastantes dudas. Y digo cambios en lugar de novedades muy intencionadamente, ya que nuevo no nos encontramos casi nada en esta entrega. Es más, en mi opinión se produjo un extraño y preocupante retroceso jugable ya que los elementos RPG se vieron reducidos drásticamente, al igual que elementos como el pirateo que en este caso se ven recortados a un mero plásmido (perdón, vigor) más. 

En lugar de profundizar en el género rol, por lo tanto, nos encontramos un juego que hace mucho hincapié en los tiroteos. Pero desgraciadamente, Irrational Games no tienen la capacidad de crear tiroteos tan maravillosos como id Software o Epic Games. Por lo tanto los mismos terminan cansando. Los vigores son interesantes, pero bastante irregulares, por lo que al final terminas usando uno o dos de entre todos los que te ofrecen. Y la forma de mejorarlos, al igual que las armas, termina resultando bastante aburrida al prescindir completamente de árbol e habilidades o algo similar. Simplemente te acercas a las máquinas y vas comprando lo que te interesa.

Una decisión bastante desacertada. Al igual que desacertada resulta la pobre inteligencia artificial de los enemigos, que simplemente buscarán coberturas como si de un Call of Duty más se tratara y que resta bastantes enteros a los combates. También de la interacción con Elisabeth se esperaba mucho más allá del simple acompañamiento que nos aporta, y lo mismo se puede decir del limitado y a todas luces capado uso de los raíles, que prometían unas dosis de locura y diversión muy por encima de lo que finalmente terminaron por ofrecer.

Sin embargo, en cuanto a historia y narrativa Bioshock Infinite no sólo iguala a la primera entrega, sino que incluso la supera. La forma tan ágil de contarnos la historia a base de grabaciones y conversaciones que no rompen el ritmo jugable no sorprende tanto como sí lo hizo en 2007, pero el hilo argumental es sencillamente magistral, otorgando un empaque y un sentido a todo el conjunto de juegos de la franquicia imposible de imaginar antes de jugar a esta entrega.

En ese aspecto Ken Levine sacó el gran escritor que lleva dentro para ofrecernos una historia digna de la mejor producción de Hollywood. Sólo por este motivo ya merece la pena jugar a este juego, sobre todo si has disfrutado de los dos anteriores. 


Apartado visual y sonoro:

Visualmente pocas pegas se pueden poner a este juego. Columbia presenta un diseño de escenarios
absolutamente arrebatador, capaz de hacer que te quedes mirando pequeños detalles, edificios, personajes o lo que sea durante muchos minutos. No es un juego que destaque en cuanto a fuerza bruta, y no se puede comparar con otros pesos pesados en cuanto a gráficos como Crysis o Battlefield, pero en cuanto a arte es de lo mejor que se puede ver dentro del género de los shooters en primera persona.

Lo que sí se echa en falta, al igual que otros muchos juegos que corren en Unreal Engine 3, es una mayor falta de interactividad con los escenarios. Digamos que uno se mueve por unos entornos increíbles, pero que al final dan la sensación de ser muy de cartón piedra. Me hubiese gustado que Columbia no sólo fuese un escenario bonito, sino una fuente de posibilidades a la hora de interactuar con el juego. Pero bueno, al ser un título que también apareció al final de la vida útil de PS3 y Xbox 360 tampoco se le podía pedir mucho más. 

En cuanto al apartado sonoro poco que añadir, salvo que es una auténtica pasada. Tanto la selección musical, como la ambientación sonora de Columbia como el doblaje son de primerísima calidad, haciendo notar el estatus triple A que ostenta esta saga. A destacar el impresionante chirrido del Songbird, capaz de ponerte los pelos de punta.

También  se agradece el que se mantengan ciertos sonidos de las dos entregas anteriores, sobre todo en menús y al interactuar con ciertos elementos, ya que todo ello ayuda a dar más identidad a la saga.


Conclusiones:

Bioshock Infinite deja una sensación dulce, pero con demasiados tintes amargos que quizá se podrían haber evitado. No sé si Ken Levine se vio sobrepasado por su propia ambición al intentar crear un juego por encima de las posibilidades de las consolas a las que iba principalmente destinado, pero el caso es que se dio de bruces contra la realidad teniendo que recortar mucho material que incluso ya se había mostrado en los años previos al lanzamiento del juego.

Pero lo que sí que podría haber hecho es conservar la profundidad de las dos primeras entregas, sobre todo en lo que a elementos RPG se refiere. Pero desgraciadamente se olvida en gran parte de ello para caer bajo la influencia de shooters más genéricos y exitosos, dejando la experiencia jugable más pobre de toda la saga.

Sin embargo, la historia y la ambientación son otro cantar. El hilo argumental es impresionante, enrevesado y de una profundidad encomiable. El juego guardia múltiples sorpresas, algunos enemigos con un diseño genial y nos enfrenta a una recta final antológica. Cualquier aficionado a la saga o a las buenas historias disfrutará como un niño.

Por lo tanto, este Bioshock Infinite es un juego disfrutable y hasta cierto punto divertido, que presenta una de las mejores historias jamás vistas en un videojuego pero una preocupante simplificación en sus mecánicas, ya sea por motivos técnicos o por decisiones comerciales. Y es una pena, ya que durante toda la partida no podemos dejar de pensar que el juego podría haber dado mucho más de sí, porque potencial tenía de sobra.

¿Veremos alguna vez un Bioshock a la altura de la gran primera entrega? Lo dudo mucho, pero intentaremos conservar la esperanza.



Calificación:  ****

jueves, 27 de abril de 2017

Análisis/Review: Uncharted 3 - La Traición de Drake (PS3, 2011) ¡Oriente me desorienta!

Pues sí, las expectativas estaban por las nubes tras el estratosférico éxito de la segunda entrega... Y pese a que Uncharted 3 vendió incluso mejor que la gran segunda entrega, en cuanto a ritmo, calidad y coherencia está bastante por debajo de aquella.

Es difícil concretar qué fue lo que salió mal... En una estupenda entrevista a Santiago Gutiérrez, artista español en las filas de Naughty Dog, pude escuchar que el problema radicó en que gran parte de los esfuerzos de la compañía en ese momento estaban centrados en la preparación y desarrollo de The Last of Us, por lo que para este Uncharted 3 se reutilizaron muchos elementos de las entregas anteriores y al parecer faltaron personas clave en su desarrollo. 

Sea como fuere, lo cierto es que la sensación que el título deja es más bien agridulce. Pero vayamos analizando brevemente algunos de los aspectos de este juego. 


Jugabilidad e historia:

Quizá uno de los aspectos más negativos de este Uncharted 3 es que la sensación de evolución del
título es casi nula. Salvo algunas mejoras en el combate cuerpo a cuerpo, el juego es prácticamente un calco de la segunda parte, dando una sensación de déjà vu que no desaparece en ningún momento. Por lo tanto tenemos la consabida mezcla de disparos en tercera persona con coberturas a lo Gears of War, plataformas y saltos muy encorsetados, los mismos puzles simplones de siempre y un intento de posibilitar el sigilo que vuelve a fracasar como en las dos entregas previas. 

Pero esto no sería un defecto real si el juego fuese capaz de reproducir el ritmo frenético y el sinfín de situaciones extremas que proponía Uncharted 2, en lugar de perderse durante la primera mitad del mismo en un intento narrativo que no termina de funcionar, ya que lo que se nos cuenta no es todo lo  interesante que debiera, salvo algunos momentos de la juventud de Drake que no están mal. Esto hace que una vez que el juego empieza realmente a despegar sea a partir del capítulo 12, dejando la impresión de que hasta ese momento hemos estado jugando a un Uncharted de medio pelo.

Y lo peor es que una vez que el título remonta el vuelo tampoco termina de ser todo lo bueno que debiera, ya sea por la sensación de que todo eso ya lo hemos vivido o por secciones tan mediocres como las que ocurren a lomos de un caballo. O puede ser que simplemente los desarrolladores no estaban del todo inspirados o más bien estaban invirtiendo esfuerzos en otra cosa. Y es una pena, ya que el juego podría haber dado más de sí.  

En cuanto a historia Uncharted 3 destaca sobre todo por los flashbacks que previamente he adelantado que sin duda son lo mejor de todo el guion y lo que realmente se queda en la mente del jugador. Porque la historia que se desarrolla en el presente de los personajes es bastante genérica, con unos antagonistas olvidables y con un desarrollo que nos aboca a un tramo final que parece casi calcado a la segunda entrega, aumentando más si cabe la ya mentada sensación de déjà vu. 

Otro de los aspectos que más me chocan de este juego, al igual que en las dos entregas anteriores y The Last of Us, es la masacre que lleva a cabo un protagonista que no duda en aniquilar impunemente a cientos y cientos de enemigos, siendo un auténtico asesino salvaje cuando empuña un arma, mientras que el guión nos intenta vender una imagen socarrona, bonachona y simpaticona del mismo. Una auténtica incoherencia narrativa que no vemos en otros shooters en tercera persona como el propio Gears of War o el infravalorado Spec-Ops: The Line, dejando la sensación de que Naughty Dog incide una y otra vez en los disparos en tercera persona o bien porque no saben hacer nada mejor, o bien porque es lo que vende y punto. 

O quizá es que su mentalidad de estudio de desarrollo estadounidense y la relación tan particular que este pueblo tiene con las armas de fuego les aboca a ello. Interesante discusión, en cualquier caso, pero que les da a sus juegos un extraño tufillo que no me termina de gustar. 


Apartado visual y sonoro:

Teniendo el cuanta el muy limitado hardware en el que se mueve Uncharted 3, los gráficos son una maravilla pese a no ser un salto tan evidente como sí que resultó ser la segunda parte. Destacan la gran variedad de paisajes, decorados y enorme detalle en los escenarios, siendo en todo momento un placer visualizar el trabajo artístico que el título esconde detrás, pese a que muchos de los artistas habituales de la saga estaban enfrascados en The Last of Us. Las continuas explosiones, situaciones límite y las buenas secuencias de acción son realmente geniales, incluso 6 años después del estreno del juego. 

Otra cosa es el frame rate, el auténtico lastre tanto de la pasada generación de consolas como la actual. En 3D el título es prácticamente injugable... Incómodo a más no poder. Pero es que incluso desactivando esta opción el juego se mueve a 30 fps con ciertas bajadas ocasionales que llegan incluso a los 24 fps, según demostró Digital Foundry en su día. En ese aspecto Uncharted 3 deja que desear, y aunque sea algo común en consolas en las dos últimas generaciones, no deja de restarle puntos al juego en cuanto a su apartado gráfico. 

Lo que sí sobresale es el sonido, con un 5.1 impecable y efectos ultrarrealistas que ambientan a la perfección las diferentes situaciones. El sonido de armas, derrumbamientos, fuego y demás detalles rayan a un grandísimo nivel, al igual que el doblaje, tanto en castellano como en su versión original en inglés. 

La banda sonora de Greg Edmonson presenta pocos cambios con respectos a los anteriores, pero sigue siendo soberbia. Destaca quizá la mayor utilización de escalas árabes en la segunda mitad del juego que no están nada mal, y un remozado tema principal más bombástico si cabe. ¡Tremendo!


Conclusiones:

Pese a sus soberbios valores de producción, gran apartado gráfico y artístico y producción sonora de lujo, Uncharted 3 está claramente por debajo del segundo en cuanto a diversión, ritmo y frenetismo, lo cual nos deja una especie de sensación de coitus interrumptus un tanto extraña. Además, y como es natural, tampoco sorprende tanto como el primero, siendo por ello también inferior a la entrega original para mi gusto. 

Por supuesto, los fans de la franquicia lo disfrutarán y deben jugarlo. Pero si no te encuentras entre ellos, te recomiendo que empieces por los dos primeros, y si te gustan entonces prueba el tercero, porque de lo contrario puede ser que te lleves una impresión errónea de la franquicia. Yo tuve que echarle cierta fuerza de voluntad para terminarlo, lo cual es una mala señal. Pero es que tampoco soy un apasionado de este sanguinario imitador de Indiana Jones, experto tanto en aniquilar a cientos de enemigos como en chistes facilones, a la vez que ciertamente torpe con las mujeres. 

De todos modos, algún día le echaré el guante a Uncharted 4, a ver si de ese modo me puedo sacar la espinita que me ha dejado clavada La Traición de Drake. 


Calificación:  ***

jueves, 13 de abril de 2017

Análisis/Review: Silent Hill 2 (PC, 2002) La historia de amor más trágica jamás contada.

Hay juegos que te cambian la vida. Así de sencillo. Quizá alguien ajena a esta afición no logre entender lo mucho que te puede marcar una experiencia jugable, pero es así.
Y a mí Silent Hill 2 es uno de los juegos que más me han marcado, por muchos motivos. Lo jugué en una etapa de mi vida difícil, y mi torrente de sentimientos encontrados vieron un reflejo especial en este juego. La historia de James me dejó tocado, marcado e impactado. Y esa es una huella imposible de borrar.
Sin embargo, Silent Hill 2 esconde mucho más que una de las mejores historias jamás creadas para un videojuego. Supuso un gran refinamiento de lo que el primer Silent Hill ya había propuesto, nos mostró un ritmo impecable que nos sumerge en una montaña rusa de terror, nos ofreció un apartado técnico sencillamente sublime y la que es quizá una de las mejores bandas sonoras en lo que a videojuegos se refiere.
Pero bueno, mejor vayamos descubriendo poco a poco lo que Silent Hill 2 nos regaló.


Jugabilidad e historia:

Silent Hill 2 no se aparta demasiado de la fórmula del primer juego. De hecho, James se controla prácticamente igual que Harry y presenta más o menos la misma torpeza a la hora de moverse y apuntar de aquél. Hay quien dirá que esto es una decisión artística y jugable propia del Survival Horror, pero la verdad es que cuesta acostumbrarse. Aunque hay que decir que una vez que te haces con los controles, todo va sobre ruedas.

En cuanto al desarrollo en sí, como todos sabemos podemos despachar a los enemigos a base de disparos, armas cuerpo a cuerpo o simplemente huir de ellos. Todas las opciones son válidas, aunque quizá la más satisfactoria es la primera.

Y mientras acabamos (o no) con los enemigos, deberemos ir enfrentándonos a decenas de puzles y acertijos que en esta secuela resultan todavía mejores que en primer juego (aunque ninguno es tan mítico como el famoso puzle del piano) y que cambiarán según el nivel de dificultad elegido. Destaca quizá que pese a la dificultad, son puzles que guardan cierta lógica y que con algo de esfuerzo se pueden superar sin recurrir a guías. Aunque eso dependerá del jugador, claro está.

Pero aquí entra el juego el terror. Porque acabar con engendros y resolver puzles sería más sencillo si no estuviésemos atenazados todo el tiempo por esa sensación de terror que sólo los mejores Silent Hill consiguen crear. Ese miedo a lo desconocido, esa amenaza constante, esos detalles en los escenarios y ese diseño de sonido inigualables... Todo ello hace que Silent Hill 2 supere con creces al primero en cuanto a miedo se refiere, y prácticamente también a todos los juegos que se habían realizado hasta la fecha. De hecho, sólo el gran Silent Hill 3 es capaz de hacerle frente aún a día de hoy.

Terror psicológico en su más pura esencia, ayudado por una historia absolutamente magistral. No voy a desgranar ningún detalle de la misma por si alguien que lea estas líneas todavía no la ha podido disfrutar. Sólo decir que es una maravilla digna de la mejor novela de terror, romántica, oscura y enigmática.

¡De obligado disfrute para cualquier aficionado al terror y a los juegos en general!



Apartado visual y sonoro:


Silent Hill 2 sigue el estilo visual de la primera
entrega donde la niebla (esta vez volumétrica) es
sempiterna, los escenarios están cuidados hasta el más mínimo detalle con el único fin de inquietar, el trabajo de cámaras es desquiciante y la luz juega un papel fundamental. De hecho, Silent Hill 2 destacó por ser el juego que mejor uso de una linterna hizo en su día. Más tarde fue superado por obras como Alan Wake, pero eso ya es otra historia.

En PC sobresale, con respecto a la versión de consolas, la gran calidad de las texturas, unos efectos de luz mejorados y la posibilidad de jugarlo en alta definición, que le sienta como un guante a este título. En mi caso instalé un pequeño mod de SweetFX, que me permitió mejorar aún más los gráficos del título, dando la sensación de que estamos ante un juego bastante avanzado a su tiempo en lo que a gráficos se refiere. Sencillamente maravilloso. Para todos aquellos que estén interesados en este mod aquí dejo en enlace:


En cuanto a dirección artística, genial es el diseño de enemigos de Masahiro Ito que inciden en ciertos aspectos de la personalidad de James y de los personajes secundarios y que encajan perfectamente en la ambientación que nos proponen, así como el ya nombrado diseño de escenarios. Silent Hill 2 destaca por ser especialmente variado en este aspecto, ofreciéndonos los que quizá son los entornos más trabajados de la saga (lo cual también se traduce en ciertos elementos jugables novedosos), junto con los estupendos escenarios del infravalorado Silent Hill 4: The Room.

En cuanto a sonido... ¿Qué puedo decir que no se haya dicho ya de la obra de Akira Yamaoka? Quizá

resaltar que en esta segunda entrega de la franquicia este gran artista se desató completamente en el apartado musical, ofreciéndonos un trabajo tremendamente inspirado, intimista cuando quiere serlo con preciosas melodías de piano y guitarra, misterioso y relajado en otras ocasiones tirando de un estilo algo más trip-hop, y completamente aterrador cuando conviene con sus habituales composiciones industriales que recuerdan un poco a lo que Maurice Jarre creó para La Escalera de Jacob, una de las principales inspiraciones de la saga. En conjunto Silent Hill 2 atesora la que en mi opinión es la mejor banda sonora original jamás compuesta para un Survival Horror, y una de las mejores de todos los tiempos. Absolutamente imprescindible y merecedora de ser disfrutada una y otras vez.
 
Como imprescindible es a su vez prestar atención a los maravillosos efectos sonoros, capaces de ponerte la piel de gallina y que juegan un papel fundamental a la hora de crear ese ambiente tan terrorífico que desprende el juego. Gritos en la lejanía, pasos inesperados, llantos, chirridos, enemigos... Todo es absolutamente fabuloso en cuanto al audio, destacando también un excelente doblaje en inglés, con muchísima personalidad y con actores poco conocidos tal y como suele ser habitual en toda la saga.



Conclusiones:


Silent Hill 2 es una de esas obras en la que una serie de factores que conjugaron a la perfección para crear una de las mejores experiencias del género del terror jamás creadas, incluyendo cine, literatura y videojuegos. La compleja historia desprende una sensibilidad y un amor por el detalle muy fuera de lo común, y termina por otorgar una coherencia aplastante a todo el universo de Silent Hill, mucho más allá de lo que consiguió el primer juego.
 
No es un título perfecto, por esos problemas que todos conocemos en el control, pero una vez que nos adaptamos a los mandos termina siendo un asunto muy nimio ante la enorme calidad que rezuma en todos los demás apartados. Si te adentras en Silent Hill 2 nunca olvidarás la historia de James ni a los personajes que le acompañan, a la vez que disfrutarás de una de las experiencias más terroríficas que jamás ha ideado mente humana alguna, resolverás puzles demenciales y te enfrentarás a enemigos y jefes finales para el recuerdo. Y que además con los ajustes pertinentes presenta en PC su mejor cara.
 
Obra maestra, sin paliativos.
 
 
Calificación:  *****
 

miércoles, 5 de abril de 2017

Análisis/Review: Call of Duty - Modern Warfare 2 (PC, 2009) Tiro al plato y mucha pirotecnia.

Tras el bombazo que supuso el primer Modern Warfare y el éxito de World at War, Infinity Ward volvió a dar en el clavo desde el punto de vista comercial con este Modern Warfare 2 que recupera parte de las virtudes del primero pero que en mi opinión no consigue alcanzar la gran calidad de su campaña ni aportar realmente nada nuevo o sorprendente.

Aquí nos encontramos con explosiones a raudales, un ritmo rápido, un estilo muy cinematográfico pero poca profundidad jugable, enemigos muy previsibles y una falta de libertad total que en ocasiones nos proporcionará la sensación de ir sobre raíles durante toda la (corta) campaña.
 
La sensación que queda al final es que has asistido a un espectáculo ciertamente vacío, como en las peores películas de Michael Bay (y que conste que es un director que me gusta bastante), en el que te marean con pirotecnia propia de una gran superproducción para dar la sensación de que no has visto nada igual, pero en la que finalmente los personajes, la historia y el trasfondo se resienten sin remedio.

Pero bueno, vayamos desgranando poco a poco lo que nos ofreció este Modern Warfare 2.


Jugabilidad e historia:

Como ya he indicado antes, Infinity Ward multiplicó los efectos especiales en esta secuela elevando la megalómana orientación de la acción hasta límites insospechados, pero perdiendo parte de la frescura por el camino. De ese modo tenemos secciones más cerradas que en la primera entrega, enemigos exactamente igual de imbéciles que se esconden detrás de coberturas y poco más, así como un intento de otorgar variedad al desarrollo con el uso de armas dirigidas y demás experimentos que funcionan de un modo un tanto irregular.

Al final nos encontramos un juego que en todo momento da la sensación de estar demasiado encorsetado, donde todo pasa porque tiene que pasar así independientemente de las acciones del jugador, en el que tus compañeros están de mera comparsa y donde la estrategia se resumen en intentar evitar los disparos de los enemigos y esperar que saquen la cabecita para regalarles el disparo en la cabeza de turno. Eso sí, todo bajo un envoltorio de frenetismo y espectacularidad tremendos... Pero que desgraciadamente esconde poco detrás, como ya he remarcado en la introducción.

En cuanto a historia, volvemos a encontrarnos la deslavazada narrativa típica de la saga que mientras que en las primeras entregas tenía más o menos sentido, en casos como este Modern Warfare 2 sólo aumenta la confusión y hace que no nos enganchemos en ningún momento a lo que se nos cuenta. Las relaciones con el primer juego son palpables en cuanto a personajes y enemigos, y eso es lo más atractivo.

Por lo demás, el hilo argumental es bastante olvidable... Y de hecho se olvida en un santiamén.


Apartado visual y sonoro:

Modern Warfare 2 es un juego que evoluciona el motor de Call of Duty 2 pero que al menos en PC
no ofrece una evolución demasiado palpable con respecto a aquél. Destacan algunos efectos de luz mejorados así como los efectos especiales en los que arden y se derrumban elementos del escenario... Aunque todo ello con nula interactividad. Los escenarios responden muy poco a las acciones del jugador, quedando en este aspecto el juego muy por debajo de lo visto en otros títulos coetáneos como Crysis o el propio Battlefield Bad Company.

El atronador sonido sí que destaca por encima de la media, ofreciéndonos un producción sonora de lujo. Lo mejor del título, como suele ser habitual en la saga Duty.

En cuanto a la banda sonora, nos encontramos al compositor Lorne Balfe que hace notar su papel de colaborador habitual de Hans Zimmer con una música contundente, rítmica y con ínfulas de blockbuster que sin ser de una calidad excelsa, al menos acompaña bien a la constante acción de la campaña. Lejos quedan los tiempos de las maravillosas partituras de las primeras entregas de la saga obra de grandes como Michael Giaccino o Graeme Revell, pero Balfe más o menos mantiene el tipo.
 

Conclusiones:

Modern Warfare 2 ofrece mucha pirotecnia, acción sin pausa y tiros a mansalva. Pero todo ello dentro de una jugabilidad muy rígida, que abusa descaradamente de scripts y que hace gala de una inteligencia artificial mediocre, restando todo ello gran parte de la diversión al juego. Es curioso ver cómo una campaña tan corta se termina haciendo pesada a partir de la mitad de la misma... Ese mérito hay que reconocérselo a Infinity Ward, sin duda.
 
Pero bueno, para echar unas cinco y seis horitas de desconexión, olvidándote de la historia y disparando enemigos que parecen patos de feria mientras todo explota a tu alrededor, la campaña de Modern Warfare 2 no está mal del todo. Aunque sea por la famosa fase "Nada de Ruso", que es sin duda lo mejor de todo el juego.

Para jugar y olvidar, sin más.


Calificación:  ***





lunes, 27 de marzo de 2017

Análisis/Review: The Last of Us (PS3, 2013) Joel y Ellie, asesinos natos.

Jugar a este juego me ha provocado un cúmulo de sensaciones encontradas. Por un lado, tenemos un título refinado, con una jugabilidad bastante acertada, divertido y con una historia que engancha gracias a la relación entre sus dos principales personajes.
 
Pero por otro lado dicha relación hace aguas por todos lados cuando a lo largo de la aventura comprobamos que se trata de dos asesinos en serie salvajes que con tal de sobrevivir acaban impunemente con la vida de cientos de personas. Quizá esas personas se lo merecían, quizá no, pero el caso es que todo atisbo de credibilidad se ve truncado con el transcurso de las horas.
 
Quizá fue culpa de la propia Naughty Dog que no supo desprenderse del corsé del shooter en tercera persona, que es al fin y al cabo el género al que se adscribe The Last of Us, pero el caso es que el juego me ha dejado una sensación extraña, de una narrativa truncada, de una oportunidad perdida.
 
Veamos qué fue lo que pasó...
 
 
Jugabilidad e historia:
 
Como ya he comentado, The Last of Us se trata de un shooter en tercera persona, con cierta importancia también en los ataques cuerpo a cuerpo. Y al contrario de las tres primeras entregas de la saga Uncharted, el sigilo sí que está bien implementado, resultando igualmente satisfactorio acabar con zombis y humanos a tiro limpio o atacando vilmente por la espalda.
 
Luego aparece el tema de la fabricación de armas, que no está nada mal, así como una cierta progresión del personaje que te da un muy leve toque RPG al juego. También tendremos que sortear ciertos obstáculos en el escenario resolviendo puzles sencillísimos que el juego no duda en ningún momento en resolverte rápidamente si te quedas un poquito atascado.
 
Y aquí es donde aparece uno de los primeros problemas de The Last of Us... Es un juego que te lleva de la manita durante toda la campaña. Incluso cerca del final te aparecen mensajes en la pantalla diciéndote que uses un botiquín si te queda poca salud. Es decir... Es un juego que trata al jugador como si éste fuera gilipollas. Y eso es algo que me cabrea.
 
Es como si en Naughty Dog tuvieran miedo de la frustración del jugador, queriendo evitarla a toda costa. Por un lado nos ofrecen una historia adulta, dura y con muchos matices, pero jugablemente nos tratan como si fuésemos niños de parvulario. Pero bueno... Puede ser que sea un signo del tiempo que nos toca vivir y que puede ser que esto cambie a raíz de juegos como Breath of the Wild.
 
En cuanto a historia, pues más o menos lo que ya he apuntado... Originalidad más bien poca. El argumento toma elementos de The Road, Apocalipsis de Stephen King, Dawn of the Dead y otras obras con ambientación post-apocalíptica similar. Nada nuevo bajo el sol.
 
Pero lo más potente es la relación entre Joel y Ellie, al fin y al cabo. Y aquí es donde no me termina de cuadrar la propuesta de Naughty Dog, ya que si bien se nos intenta vender la imagen de dos seres bondadosos y con capacidad de amar, por otro lado los vemos actuar como auténticos asesinos despiadados y brutales con los que es difícil empatizar realmente. Es como si la propuesta jugable no casara del todo con el guion, creando una disociación ludo-narrativa importante.

Ni tan siquiera el enigmático y adecuado final consigue arreglar del todo la sensación de incoherencia que nos acomete mientras jugamos. Una pena, ya que creo que con otro enfoque jugable la historia de Ellie y Joel hubiera funcionado mucho mejor. Pero tenía que ser un maldito shooter en tercera persona... Puede ser que fuera porque es lo que vendía en la pasada generación, o puede ser que  Naughty Dog está tan encasillada en ese género que no es capaz de desprenderse del todo del mismo, pero el caso es que en mi opinión es una elección de diseño cuestionable.


Apartado visual y sonoro:

Entiendo que en el momento y en la plataforma en la que salió, The Last of Us fuera tan alabado en su día. Pero cuatro años después de su lanzamiento y estando acostumbrados a los gráficos de PC, la verdad es que visualmente el juego es bastante mediocre. Ciertas texturas son paupérrimas (esos árboles y vegetación, penosos), hay popping evidente en ciertas personas, dientes de sierra que hacen daño a la vista, en ocasiones algunos objetos se materializan frente a tus narices sin motivo aparente... Y lo más grave de todo es que tenemos un frame rate inestable que afecta a la jugabilidad.

En los momentos en los que aparecen más enemigos en pantalla o encontramos elementos como el agua o el fuego, el juego petardea hasta los límites de lo jugable. No es un drama, pero afecta al control y lastra bastante el conjunto.

Otra cosa es el diseño de escenarios y la dirección artística, que son muy buenas. Destacan los diferentes ambientes en los que se mueven los personajes, así como la gran cantidad de detalles que presentan los escenarios. También en cuanto a diseño tenemos unas animaciones realmente buenas de personajes principales (los secundarios no tanto) así como unas expresiones faciales sobresalientes.

Es por ese modo que The Last of Us es un juego con un diseño visual abrumador, pero tremendamente lastrado por las limitaciones técnicas de PlayStation 3 y que a día de hoy presenta un apartado técnico deficiente.

Pero todo lo contario ocurre con el diseño de sonido y el apartado musical. Tenemos unos efectos sonoros sencillamente estupendos (se notan las posibilidades económicas del estudio) en los que destacan los sonidos de las criaturas, ciertamente originales, así como un doblaje (he jugado en inglés) magistral, donde destaca la gran interpretación de Troy Baker como Joel.

Y qué decir de la música de Gustavo Santaolalla... Es, a mi gusto, lo mejor de todo el juego y recordará a los que gustaron de otras obras del compositor como Brokeback Mountain. Es una banda sonora contenida, intimista y tremendamente adecuada. Este juego no sería lo misma sin las partituras de Santaolalla y es sin duda uno de sus elementos más diferenciadores. Magistral.


Conclusiones:

The Last of Us es un juego de grandes contrastes. Por un lado nos encontramos con unos gráficos muy limitados y con problemas graves, pero que presentan un diseño artístico sensacional. Es un juego que se maneja muy bien y fácil de controlar, pero que a la vez resulta demasiado sencillo, con una inteligencia artificial pobre y que deja poca capacidad de decisión al jugador. Conocemos a dos personajes muy carismáticos pero que no encajan desde mi punto de vista con la ensalada de tiros y los cientos de asesinatos que cometen durante todo el juego.

El resultado final es satisfactorio, y constituye una experiencia que difícilmente se olvida. Pero que está lejos del estatus de obra maestra, salvo en el apartado musical y sonoro, que son sin duda lo mejor de todo el conjunto.

No sé qué pasará con la segunda entrega... Pero si Naughty Dog siguen empeñados en hacer shooters en tercera persona, no creo que veamos una evolución demasiado palpable. Lo cual es una auténtica pena.


Calificación:  ***

 

domingo, 26 de marzo de 2017

Análisis/Review: N.O.V.A. 2 (Android, 2010) Más de lo mismo, pero un pelín mejor.

N.O.V.A. siempre será recordado por ser uno de los primeros shooters lanzados para smartphones que podía mirar cara a cara a lo conseguido en consolas (dejemos el mundo el PC aparte...), por lo que no era de extrañar que Gameloft se pusiera manos a la obra con la secuela, lanzando al año siguiente esta secuela que si bien no sorprende demasiado, sí que consigue mejorar en ciertos aspectos respecto a su predecesor.
 
Desgraciadamente, mientras recorres el mundo de este juego el tufillo a Halo sigue invadiendo tu cerebro a cada paso. Gameloft no sólo no intenta esconder lo más mínimo el hecho de que N.O.V.A. nació como un clon del juego de Bungie, sino que de hecho lo potencia en esta secuela.
 
¿Merece la pena intentar recuperar este juego y darle un tiento? Ahora lo descubriréis.
 
 
Jugabilidad e historia:
 
La historia sigue de nuevo los pasos de Kal Wardin que se ve obligado a interrumpir su placentero retiro para luchar de nuevo contra los temibles Volterites. Y eso es más o menos todo el argumento... Bueno, aparece cierto artefacto y algunos giros que no merece la pena destripar, pero todo adquiere un carácter más bien secundario.
 
En términos jugables podríamos decir que N.O.V.A. 2 es un calco de la primera parte, pero no sería del todo cierto. Aquí asistimos a la implementación de ciertas fases de conducción a bordo de vehículos que aportan cierta variedad al conjunto, así como un sistema de mejora de armas algo más elaborado. Y esas son las novedades. Punto.
 
Por lo demás nos encontramos, como ya dije antes, con un clon de Halo que si bien divierte, no ofrece nada nuevo bajo el sol salvo el hecho de poder jugar a un shooter en toda regla en la palma de tu mano.
 
 
Apartado visual y sonoro:
 
N.O.V.A. 2 ofrece unos gráficos muy similares a la primera entrega y a los primeros Modern Combat, todos ellos de Gameloft. Podríamos decir que se encuentra más o menos al mismo nivel de los primeros juegos de la era de PlayStation 2, lo cual no estaba nada mal para unos smartphones de hace 7 años. Pero se echa en falta algo más de evolución en esta secuela, algo que sí que veríamos en la tercera entrega.
 
El sonido es igualmente calcado a su predecesor, y de la música del habitual colaborador de Gameloft Vincent LaBelle poco se puede decir salvo que cumple y nada más. Intenta variar un poco para no ser una copia tan descarada de los temas de Marty O'Donnell, pero no lo consigue del todo. LaBelle hace un uso intensivo de sintetizadores, percusiones electrónicas y voces corales, añadiendo temas orquestales más pausados para las secciones narrativas... Pero termina siendo un apartado correcto sin más.
 
 
Conclusiones:
 
Por supuesto, el tópico de que si te gustó la primera parte pruebes esta segunda se puede aplicar para N.O.V.A. 2... Pero si lo pasas de largo no te estarás perdiendo ninguna aventura que vaya a cambiar tu vida ni nada parecido. Es un shooter correcto, incluso de calidad en ocasiones, pero ni su historia ni su jugabilidad dejan huella precisamente.
 
Si tienes un Smartphone compatible y no tienes nada mejor a lo que hincarle el diente, lánzate a por este juego. Pero yo, sinceramente, te recomendaría que pasaras directamente a la tercera entrega y con ello te dieras por satisfecho en cuanto a esta franquicia.
 
 
 
Calificación:  **