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lunes, 9 de octubre de 2017

Análisis/Review: Max Payne (PC, 2001) Bienvenidos al estilo Remedy.

Tras publicar hace tiempo en análisis de la versión de PS2, ahora le llega el turno a la de compatibles, que fue realmente el pistoletazo de salida no sólo para la saga, sino para un estilo de crear videojuegos muy característico, que no es otro que el de los suecos Remedy.

A raíz del éxito de Matrix, los creadores de Death Rally se plantearon crear un videojuego que aunase el efecto bala visto en esta cinta con un estilo noir directamente heredado de los cómics y novelas gráficas de décadas anteriores. De ese modo no sólo podemos ver influencias de las Wachowski, sino también de otros grandes como Alan Moore o Frank Miller.

El resultado fue uno de los juegos de acción más sólidos y adultos jamás vistos. ¡Bienvenidos al universo de Max Payne!


Jugabilidad e historia:

Max Payne se basa en el tiempo bala a la hora de encarar los numerosos tiroteos que ofrece. De ese modo pasaremos casi más tiempo en el aire mientras disparamos que en el suelo, destacando en PC la enorme ayuda que aporta el uso del ratón. Se nota que este juego fue ideado para los rápidos giros que permite este periférico, y volver a usar un pad para controlar a Max tras haber probado teclado y ratón supone algo menos que un calvario.

También tendremos algunas seccione de pseudo-plataformas... Pero todos sabemos que es lo peor del juego con diferencia. Max Payne destaca por los tiroteos, y en este aspecto hay que admitir que Remedy dio lo mejor que tenía con el fin de crear uno de los mejores shooters en tercera persona jamás vistos. Y lo consiguieron.

En cuanto a historia, el bueno de Sam Lake ideó un guión muy serie negra con cierto sabor añejo pero aportando líneas de diálogo muy bien elaboradas que sin duda quedan en la mente del jugador tanto o más que los propios disparos. Gran parte de la historia se nos narra directamente en viñetas de cómic, creando una conjunción audiovisual muy estimulante. Comix Zone ya había experimentado con esto en el pasado, de forma incluso más creativa, pero la apuesta de Remedy resultó ser mucho más centrada y madura, demostrando que dos medios en principio tan distintos pueden casar perfectamente.

Y en términos de guión, la palma se la lleva el propio Max Payne, uno de los personaje más torturados y carismáticos de la historia de lo videojuegos. No voy a contar mucho más sobre él... Si no lo conoces, ¿a qué estás esperando?


Apartado visual y sonoro:

Visualmente Max Payne destaca por usar una paleta de tonos bastante oscuros, que casan muy bien con la siniestra historia que se nos narra y con la propia estética del protagonista. Remedy cuidó el apartado artístico de forma muy llamativa, consiguiendo unas imágenes muy potentes pese a las limitaciones del hardware de la época.

De todos modos, el juego destaca por el uso de shaders (no en vano Shader Model 1 ya se encontraba en funcionamiento) y por la ya mítica cara de Sam Lake digitalizada para convertirse en el rostro de Max Payne. Esto ya forma parte de la historia de los videojuegos, y no hay convención o feria a la que acuda Sam Lake en la que no le pidan una y otra vez que ponga la dichosa carita. ¡Menos mal que el tipo se lo toma con humor!

Por lo demás destacan los excelentes efectos bala directamente heredados de Matrix, así como una representación de las explosiones bastante buena. Lástima que las animaciones del protagonista sean algo toscas, así como el modelado de los personajes, porque por lo demás es un juego que aún hoy mantiene bien el tipo.

Desde el punto de vista sonoro el juego nos presenta una partitura magistral, destacando los intimistas temas a piano, que seguramente muchos tengáis en mente al leer estas líneas. Hay juegos con bandas sonoras tremendamente representativas, y Max Payne es uno de ellos.

También destaca el gran trabajo sonoro en las secuencias de acción... Pero en cuanto al doblaje, pues poco hay que añadir. La interpretación en español es directamente lamentable, sobre todo la del infame Tomás Rubio, cuya horrible encarnación de Max Payne constituye uno de los mayores atentados patrios contra la industria del videojuego.

Por lo tanto, yo recomiendo encarecidamente jugar a este juego en inglés con su doblaje original, para de ese modo lo arruinar parte de la gran ambientación con el horrible doblaje al español.
 
 
Conclusiones:
 
Max Payne nos presentó el estilo tan particular de Remedy, quienes aportaron un toque de madurez y profundidad casi inaudito hasta ese momento mezclando muy acertadamente dos medios tan dispares pero a la vez tan cercanos como son las novelas gráficas y los videojuegos.
 
Pero no contentos con ello, desarrollaron una jugabilidad a prueba de bombas que aún hoy en día sigue siendo igual de divertida. Puede que los gráficos resultan algo anticuados, pero una vez nos metemos en faena el juego es tan divertido que directamente deja de importar. Y eso es una gran virtud.
 
Por lo tanto, si todavía no conoces a Max Payne esta primera entrega para PC es el sitio ideal para empezar. Muy recomendado, sobre todo la versión original en inglés.
 
 
Calificación:  *****

jueves, 14 de abril de 2016

Análisis/Review: Max Payne (PS2, 2001) Tortura psicológica, sufrimiento y muchos tiros... Max Payne.

Max Payne se erigió por méritos propios en un estandarte de la acción en tercera persona desde el momento de su lanzamiento en compatibles.   Y la versión de PS2, pese a perder la agilidad y precisión de los controles de PC mantuvo el tipo más que aceptablemente convirtiéndose en todo un éxito de ventas. 
 
Jugabilidad e historia:
Max Payne es un juego que naturalmente se controla mejor con teclado y ratón, pero que con un pad también resulta divertido. La clave del programa radica en un sistema de disparos muy pulido y trabajado que recogió influencias de la fiebre Matrix que imperaba en la época pero también la estética de los disparos el cine de Hong Kong para presentar tiroteos de una espectacularidad nunca vista antes en el mundo de los videojuegos. 
A ello se le une una dificultad muy bien ajustada que sin llegar a ser frustrante, sí que exige el dominio casi absoluto por parte del jugador par afrontar los frenéticos tiroteos con garantías. El resultado termina siendo bastante adictivo. 
Lástima de ciertas secciones de plataformas que no terminan de funcionar, porque por lo demás es un juego que presenta una jugabilidad casi impecable. 
¿Y qué decir en cuanto a la historia? Se trata de una fábula noir con fuertes influencias del cine negro de los años 80 y 90, contada muy bien gracias a un ritmo narrativo excelente ayudado por viñetas al más puro estilo cómic. 
Si Remedy ha experimentado últimamente con el formato de serie televisiva en Quantum Break y si con Alan Wake quisieron fusionar el videojuego con novela de terror... Con Max Payne podemos decir que trataron de utilizar el estilo cómic y la tensión del thriller policíaco. 
Los resultados fueron, como suele ser habitual en la desarrolladora, magníficos. Es imposible no dejarse llevar por el enorme drama de Max y su mayor lucha, que es contra sí mismo. 
 
Apartado visual y sonoro:
Gráficamente, el juego apareció bastante mermado en esta versión de PlayStation 2, con unos personajes demasiado poligonales, animaciones un tanto robóticas, texturas pobres y pérdida de gran parte de los efectos de luces y reflejos de la versión de PC. Pero lo peor resulta sin duda alguna el irregular frame rate que sin llegar a ser desastroso, sí que entorpece algunas secuencias de acción. Habría que darle un fuerte tirón de orejas a los encargados del port de PS2, Rockstar Toronto.
Por lo demás, destacar la gran banda sonora de Kärtsy Hatakka que atesora un tema principal memorable y unos efectos sonoros hiperrealistas que terminan de redondear un gran apartado sonoro soberbio. 
 
Conclusiones: 
Si todavía no lo has probado hazte con la versión de PC (la más recomendable sin duda alguna), la de PS2, Xbox, Android... No importa cuál, pero juégalo si no te quieres perder uno de los juegos clave en la historia de la acción en tercera persona. Y de paso podrás conocer a un personaje triste, solitario y torturado pero que reparte plomo como nadie. 
 
Calificación:  ****