Hay jugadores que afirman que su entrada en los shooters fue el genial Doom... Yo he de decir que fue Wolfenstein 3D. Pero sin embargo, el juego que hizo de mí un fan rendido de este género y al que le dediqué innumerables horas en el 486 de mi padre fue Blood, aquel debut por la puerta grande de los siempre interesantes (y en ocasiones brillantes) Monolith, que tantas alegrías nos regalarían a los aficionados al género.
Es por eso que siempre quise echarle el guante a este Blood 2, pese a las malas críticas que había leído sobre este producto... Y bueno, la verdad es que debería haber dejado a este juego descansar en paz, ya que la decepción ha sido mayúscula.
Jugabilidad e historia:
Salta a la vista que Blood 2 intenta ser un juego más directo y ágil que su predecesor, con más importancia
aún a los saltos y con enemigos más rápidos y peligrosos. Todo eso no está mal, pero lo malo viene cuando nos damos cuenta de que realmente no se avanzó casi nada en el terreno jugable. Y no sólo eso, sino que por culpa de un diseño gráfico más que cuestionable y una dificultad mal calibrada la diversión también desciende muchos enteros.
Y es una pena, ya que el juego podría haber dado mucho más de sí al presentarnos diferentes personajes y múltiples localizaciones, las cuales al final no pasan de ser una mera anécdota cuando comprobamos que estamos echando horas sólo para acabar el juego, sin un estímulo real para continuar descubriendo una historia completamente olvidable donde ni tan siquiera el protagonista Cabal resulta todo lo carismático que debiera.
Apartado visual y sonoro:
Aquí es donde aparece uno de los factores más decepcionantes del título. Y es que a nivel de diseño se rompe casi por completo con la genial ambientación del Blood original para darnos escenarios más bien futuristas y localizaciones muchos más urbanas eliminando ese ambiente sangriento, gótico y malsano que disfrutamos tanto en el juego de 1995.
Los efectos gore no están mal, pero no son suficiente para traer de vuelta la magia. Y lo mismo ocurre con una banda sonora más bien mediocre y unos efectos de sonido enlatados que además nos privan de esos gritos y gemidos tan pegadizos y divertidos de la primera parte.
Conclusiones:
Blood 2 es más de lo mismo, pero peor en todos los aspectos. Los gráficos completamente poligonales de su potente motor gráfico no lograron reproducir en ningún momento las buenas sensaciones del original, y lo mismo ocurre con los demás apartados del juego.
No hay tanto humor negro, ni enemigos tan originales, ni efectos sonoros tan antológicos... Monolith sin duda lo intentó con un sistema de juego algo más rápido y ágil, creando un juego que sin ser un desastre se queda un shooter más del montón destrozando con ello una saga que prometía mucho más.
Yo, de todos modos, aún sigo soñando con un Blood 3 que nos haga borrar de un plumazo esta mediocre secuela y que logre devolvernos las maravillosas sensaciones de uno de los shooters más míticos de mediados de los 90.
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