The Evil Within vino en un momento muy necesario para los amantes del terror.
En una época absolutamente dominada por los juegos de horror en primera persona tras el éxito de Amnesia, Shinji Mikami recupera una perspectiva en tercera persona mediante la cual no se nos ofrece un Survival Horror clásico, pero sí parte de las buenas sensaciones que este tipo de juegos nos producían y que parecían definitivamente perdidas.
Con la franquicia Dead Space tomándose un descanso, Silent Hill en el limbo y Resident Evil ofreciéndonos una sexta entrega muy alejada del terror, The Evil Within nos golpeó con fuerza al tratarse de un juego con una estética muy potente, una jugabilidad variada, cientos de sorpresas... Y realmente terrorífico.
Veamos qué fue lo que el gran Shinji Mikami creó para la ocasión.
Jugabilidad e historia:
Lo primero que se nos viene a la mente cuando nos adentramos en The Evil Within es Resident Evil 4. No en vano, Mikami recoge gran parte de la experiencia adquirida en la gran cuarta parte de la franquicia de Capcom para ofrecernos una jugabilidad que en principio resulta similar, pero que más tarde ofrece unas posibilidades y ramificaciones muy interesantes.
El juego es a grandes rasgos un shooter en tercera persona, pero destaca a su vez enormemente el uso de los escenarios con cientos de trampas que usar o esquivar, elementos que podemos utilizar y diferentes caminos que elegir a la hora de enfrentarnos a los enemigos. De ese modo podemos optar por el sigilo, la acción más directo o un enfoque más estratégico gracias a las trampas y mecanismos que podemos usar a nuestro favor.
A ello se le une un sistema de progresión del personaje y las armas que si bien no es estrictamente necesario, sí que aporta un toque de interés extra al conjunto. Este toque RPG a mí personalmente me ha encantado, al igual que el poder crear munición y mejoras en tiempo real, algo heredado de The Last of Us.
Todo ello mezclado con gran cantidad de detalles y elementos que en más de una ocasión te pondrán la piel de gallina. El juego no se queda escaso en cuanto a terror, ni mucho menos. En ocasiones puede dar la sensación de que se apoya demasiado en el gore para crear repulsa en el jugador, pero sin duda tanto el argumento como la ambientación consiguen que en todo momento tengas esa inquietud y miedo a lo desconocido que proporciona el buen terror psicológico.
Quizá sobran algún que otro tiroteo gratuito y en ocasiones el terror se ve interrumpido por una tendencia algo excesiva a la pirotecnia (aunque ni mucho menos al nivel de los últimos Resident Evil), pero la sensación general que obtenemos es una experiencia jugable rica, variada y que no aburre a lo largo de la longeva campaña principal.
La historia es también otro pilar fundamental en el juego. Enrevesada, compleja, con muchos matices y con una clara orientación hacia el terror psicológico que se desmarca un tanto de la simpleza que nos ofrecen muchos argumentos de videojuegos modernos. Puede ser que una vez terminado el juego tengas que leer un poco para entender ciertos engranajes del guión, peor ahí radica parte de su grandeza. Muy bien en este aspecto.
Apartado visual y sonoro:
Mucho se ha criticado el motor id Tech 5 a lo largo de los últimos años. Pero he de decir que en PC este juego se ve de lujo. Destacan los maravillosos efectos de iluminación, el buen trabajo en cuanto a texturas y las animaciones tanto de los personajes principales como de los enemigos, los cuales presentan un gran diseño (sobre todo los más grandes)
La dirección artística es muy buena en líneas generales, añadiendo un toque victoriano y clásico a la ambientación bastante curioso y resultando realmente enfermiza cuando pretende serlo. Se notan elementos heredados tanto de Resident Evil 4 como de la saga Silent Hill, así como nos encontramos con cierto enemigo directamente inspirado en otro jefazo de Silent Hill 2, pero son carencias perdonables si tenemos en cuenta muchos otros aciertos en cuanto a diseño.
Otro aspecto destacable en lo visual es la tremenda variedad de localizaciones que visitaremos. Ni mucho menos tendremos sensación de repetición de escenarios, ya que
La música de Masafumi Takada es realmente estremecedora, mezclando elementos industriales y electrónicos con melodías oscuras donde los instrumentos de cuerda son alcanzan cierto protagonismo, obteniendo una mezcla bastante potente. También destaca la maravillosa utilización de Clair de Lune de Claude Debussy, más que acertada. Muy buen apartado, a fin de cuentas.
El sonido también presenta un valor de producción muy elevado, con un gran trabajo en cuanto a criaturas, sonido de armas y ambientación, cambiante en cada uno de los muy variados escenarios que iremos visitando. Notable alto.
Conclusiones:
The Evil Within se ha convertido por mérito propio en uno de los mejores juegos de terror de los últimos años... Y sin duda el mejor título de terror en tercera persona de la presente generación. ¡Sobre todo porque no tiene competencia alguna!
Es un juego difícil, que te ataca sin piedad y que los más frágiles de corazón seguramente no consigan terminar. Pero si tienes la suficiente templanza para aguantar las constantes embestidas e terror y las desagradables sorpresas que esconde, The Evil Within termina siendo una experiencia más que satisfactoria pese a sus defectos.
Quizá le falta ese toque de originalidad y de brillantez como para resultar sobresaliente, pero la obra de Mikami es un trabajo de orfebrería muy bien hilado, con un argumento que no olvidarás, una acción satisfactoria y muchas sorpresas.
¡Cuánto me alegro de que haya rumores en este momento de una segunda parte! Con un par de ajustes, se puede conseguir un juego incluso superior, lo cual sería una gran noticia para los amantes del terror.
Calificación: ****