miércoles, 20 de abril de 2016

Análisis/Review: Bioshock 2 (PC, 2010) El placer de sentirse un Big Daddy.

Notable segunda parte del magistral Bioshock que arrastra dos defectos principales: su falta de innovación con respecto al original y una historia bastante por debajo de lo esperado. Pese a todo, se trata de un shooter superior a la media que a buen seguro disfrutarán todos los amantes de los juegos de disparos en primera persona.
 

Jugabilidad e historia:


Los que hayan jugado al Bioshock original se encontrarán como pez en el agua en esta segunda parte, ya que el hecho de controlar a un Big Daddy no supone una gran diferencia con respecto a Jack, el protagonista del primer juego. Los plásmidos son casi idénticos, las posibilidades de mejora del personaje parecidas y las armas se manejan igual. La única diferencia es la taladradora, que se hace bastante divertida de manejar y es útil en muchas situaciones. 


Como punto interesante en cuanto a jugabilidad destaca una orientación algo más estratégica de cara a ciertos combates, ya que el hecho de tener que proteger a las Little Sisters mientras recolectan Adam supone un reto extra bastante interesante. En estas situaciones un buen manejo de los bots, torretas y trampas cobra una mayor importancia con respecto a la primera entrega. Bien por 2k Marin.


Pero por lo demás, el juego es prácticamente idéntico a su predecesor. La sensación de déjà vu es constante, y al final se nos hace irremediablemente repetitivo, pese a un par de situaciones sorprendentes. Además, también provocan cierto cabreo algunas ideas muy desaprovechadas, como los paseos acuáticos fuera de Rapture que son sólo testimoniales y no aportan nada realmente interesante al desarrollo, y el propio hecho de ser un Big Daddy, que no se nota tanto como debiera. 

Y eso nos lleva a otro pequeño punto flojo de esta secuela, y es que la historia no está tan trabajada ni sorprende tanto como en la obra original de Ken Levine. Narrativamente sigue siendo absolutamente magistral gracias a la utilización de la radio, las grabaciones y la propia historia que cuentan los escenarios y splicers, pero el guion queda indudablemente por debajo a todas luces. Era algo previsible por la pérdida del factor sorpresa, pero se podría haber trabajado algo más en mi opinión.
 

Apartado visual y sonoro:


Técnicamente, el juego se muestra superior a la primera parte en PC gracias a un uso más intensivo de Directx 10, que esta vez no se limita sólo a las superficies acuáticas. Los efectos de luz siguen brillando con luz propia (nunca mejor dicho...) y el modelado de personajes y enemigos es excelente. Las texturas son el apartado más flojo, pero no desentonan en demasía.
 
 
 
 
 
La gran baza de Bioshock 2 sigue siendo su gran ambientación y la maravillosa dirección artística, pese a que casi todo está reciclado del Bioshock original. Una y otra vez nos maravillaremos ante esa Rapture más decadente y oscura aún si cabe, a la que el paso de los años le va provocando cada vez más heridas, al igual que a los splicers, que aquí se encuentran más degradados y enloquecidos que nunca.
 
 
En cuanto a sonido los efectos sonoros son impresionantes y un punto fundamental para reflejar este gran mundo retrofuturista. El claqueteo de los bots, los gemidos de los Big Daddies, la contundencia de las armas... Y un doblaje que de nuevo derrocha profesionalidad en casi todas las líneas de diálogo y que es fundamental para el ágil estilo narrativo de la saga.
 
La música sigue la estela del primer Bioshock y tira de gramola para sumergirnos de lleno en esa ambientación tan años 50 que nos propone el título. Los temas originales de Garry Schyman vuelven a aparecer también con fuerza con esas notas de cuerda tan características. De nuevo un apartado sobresaliente.


Conclusiones:

Para los fans de la primera parte, Bioshock 2 es un juego absolutamente fundamental. Sin embargo, a los neófitos les recomendaría encarecidamente que empiecen por el primer título, ya que en mi opinión esta secuela queda por debajo del original al ser demasiado continuista y ni de lejos logra sorprender tanto como aquella.
 
Algunos aspectos de la Jugabilidad se ven expandidos y mejorados, pero el hecho de ser un Big Daddy no provoca el impacto que se presuponía y los publicitados paseos acuáticos no dejan de ser anecdóticos.
 
En cualquier caso, siempre es un absoluto placer volver a Rapture cuando se trata de una experiencia tan buena como esta.
 
 
Jugabilidad****

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