Una vez dada por terminada la etapa de la segunda guerra mundial con Call of Duty 2 y ceder la ambientación histórica a Treyarch, Infinity Ward se embarcó en la creación de un Call of Duty aún más ambicioso, capaz de retratar con fidelidad lo que sería la guerra moderna a la vez que nos ofrecía un multijugador mucho más profundo.
Y creo que sobra decir que Infinity Ward triunfó en todos los aspectos, creando una de las mejores campañas que se recuerdan y presentando un modo online que si bien no fue revolucionario, sí que marcó el camino que se ha seguido durante casi una década desde su lanzamiento.
Modern Warfare perfecciona y expande la frenética jugabilidad que Infinity Ward ya nos presentó en la campaña de Call of Duty 2, con una brutal sensación de estar en pleno conflicto así como unas mecánicas algo más variadas gracias a los numerosos gadgets que ofrece la guerra actual, tecnológicamente mucho más avanzada.
A la hora de coger el teclado y el ratón las sensaciones son bastante familiares, nada ha cambiado demasiado. Pero sí que aumenta el ritmo narrativo, así como la variedad de escenarios, armamento y vehículos a utilizar. La campaña, dividida en niveles, nos ofrece muchos momentos para el recuerdo y supuso un pequeño punto y aparte en el mundo de los shooters bélicos, al incorporar un estilo mucho más cinematográfico y espectacular, con un fuerte hincapié en la pirotecnia y en los scripts, que si bien ya aparecía en Call of Duty 2, aquí se ve elevado a la máxima potencia.
Desgraciadamente, la historia no acompaña a todo este alarde de jugabilidad y explosiones, ofreciéndonos un hilo narrativo ciertamente deslavazado, personajes que no se desarrollan y con los que es imposible empatizar cuyo único objetivo es derrocar al malo de turno, que es el nexo común de todos los frentes en los que se divide la acción.
Es sin duda el aspecto más débil de todo el juego y que no mejoraría demasiado en entregas posteriores.
Apartado visual y sonoro:
Modern Warfare utiliza el mismo motor que Call of Duty 2, pero mejorado para la ocasión. El aspecto es básicamente el mismo, sólo que aquí tenemos una iluminación algo más depurada y una destrucción de escenarios (no dinámica, sino por scripts) mayor. También podemos disfrutar en PC de unas texturas bien detalladas como se muestra en la imagen de la derecha y unos personajes que a día de hoy se muestran algo toscos, pero que dan el pego.
En el apartado sonoro volvemos a encontrar efectos sonoros apabullantes, que como suele ser habitual en la saga superan al apartado visual, así como un doblaje a nuestro idioma bastante correcto.
Musicalmente poco que añadir. Partitura funcional y correcta, pero sin alardes.
Ante todo, recordar de nuevo que este análisis es de la campaña. El multijugador lo probé en su día, pero al no ser demasiado aficionado al online prefiero no explayarme en mi opinión al respecto.
En cualquier caso, en Modern Warfare nos encontramos con una campaña tan corta como trepidante, variada y llena de sorpresas, que si bien lo único que hace es tomar elementos ya vistos en las anteriores entregas de la saga (sobre todo la segunda) y reciclarlos para adaptarlos a un conflicto moderno, sí que innova lo suficiente como para sentirse fresca y atractiva.
Lástima que la historia no acompañe en calidad a la jugabilidad y a la acción, ya que si eso fuera así estaríamos hablando de una campaña memorable. Aún así, merece la pena darle un tiento si todavía no lo has hecho, o ir directamente a por la versión remasterizada que se va a lanzar en breve junto a Infinite Warfare, la próxima entrega de la exitosa franquicia.
Calificación: ****
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