jueves, 14 de abril de 2016

Análisis/Review: Max Payne (PS2, 2001) Tortura psicológica, sufrimiento y muchos tiros... Max Payne.

Max Payne se erigió por méritos propios en un estandarte de la acción en tercera persona desde el momento de su lanzamiento en compatibles.   Y la versión de PS2, pese a perder la agilidad y precisión de los controles de PC mantuvo el tipo más que aceptablemente convirtiéndose en todo un éxito de ventas. 
 
Jugabilidad e historia:
Max Payne es un juego que naturalmente se controla mejor con teclado y ratón, pero que con un pad también resulta divertido. La clave del programa radica en un sistema de disparos muy pulido y trabajado que recogió influencias de la fiebre Matrix que imperaba en la época pero también la estética de los disparos el cine de Hong Kong para presentar tiroteos de una espectacularidad nunca vista antes en el mundo de los videojuegos. 
A ello se le une una dificultad muy bien ajustada que sin llegar a ser frustrante, sí que exige el dominio casi absoluto por parte del jugador par afrontar los frenéticos tiroteos con garantías. El resultado termina siendo bastante adictivo. 
Lástima de ciertas secciones de plataformas que no terminan de funcionar, porque por lo demás es un juego que presenta una jugabilidad casi impecable. 
¿Y qué decir en cuanto a la historia? Se trata de una fábula noir con fuertes influencias del cine negro de los años 80 y 90, contada muy bien gracias a un ritmo narrativo excelente ayudado por viñetas al más puro estilo cómic. 
Si Remedy ha experimentado últimamente con el formato de serie televisiva en Quantum Break y si con Alan Wake quisieron fusionar el videojuego con novela de terror... Con Max Payne podemos decir que trataron de utilizar el estilo cómic y la tensión del thriller policíaco. 
Los resultados fueron, como suele ser habitual en la desarrolladora, magníficos. Es imposible no dejarse llevar por el enorme drama de Max y su mayor lucha, que es contra sí mismo. 
 
Apartado visual y sonoro:
Gráficamente, el juego apareció bastante mermado en esta versión de PlayStation 2, con unos personajes demasiado poligonales, animaciones un tanto robóticas, texturas pobres y pérdida de gran parte de los efectos de luces y reflejos de la versión de PC. Pero lo peor resulta sin duda alguna el irregular frame rate que sin llegar a ser desastroso, sí que entorpece algunas secuencias de acción. Habría que darle un fuerte tirón de orejas a los encargados del port de PS2, Rockstar Toronto.
Por lo demás, destacar la gran banda sonora de Kärtsy Hatakka que atesora un tema principal memorable y unos efectos sonoros hiperrealistas que terminan de redondear un gran apartado sonoro soberbio. 
 
Conclusiones: 
Si todavía no lo has probado hazte con la versión de PC (la más recomendable sin duda alguna), la de PS2, Xbox, Android... No importa cuál, pero juégalo si no te quieres perder uno de los juegos clave en la historia de la acción en tercera persona. Y de paso podrás conocer a un personaje triste, solitario y torturado pero que reparte plomo como nadie. 
 
Calificación:  ****

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